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Memorias De Un Cazador Turguenie: La colección de cuentos que se inspira en las esperanzas de ilustr



Memorias de un cazador o Relatos de un cazador (en ruso: Записки охотника) es una recopilación de relatos breves del escritor ruso Iván Turguénev escritos entre 1847 y 1851 y recogidos en un libro en 1952.


El primero de ellos, titulado "Jor y Kalínych", había sido publicado en 1847 en El Contemporáneo con el subtítulo que acabó dando nombre a la colección, "Memorias de un cazador". En esta obra, Turguénev nos presenta el campo ruso desde el punto de vista de un cazador. Esta perspectiva le permite abarcar tanto la vida de las clases más humildes, como los siervos, los campesinos o los pequeños hidalgos, como la de los grandes propietarios, en la Rusia del siglo XIX.




Memorias De Un Cazador Turguenie



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  • Iván Turguénev

Memorias de un cazador googletag.cmd.push(function() if(gts_ads['cabecera-sup-int'] && lazy_ads['cabecera-sup-int'] === 2) NSLec.displayAd('cabecera-sup-int'); ); Memorias de un cazador Iván Turguénev Editorial: Cátedra


No sabría decir si los cuentos reunidos en el volumen Memorias de un cazador, de Iván Turgueniev (1818-1883), son cuentos de caza o cuentos sociales ambientados en el mundo rural de caza. Me baso exclusivamente en el contenido, en los textos. Es cierto que los personajes se mueven en los bosques, pisotean los sembrados, traspasan cercas, se escurren por las laderas de pantanos y ríos y suben a la montaña en busca de las fieras mayores. Sin embargo, el centro de cada historia es la situación de los campesinos rusos, su pobreza, su menoscabo, su atraso y ese apego enfermizo a la religión que los hace más dependientes y más ignorantes. Que me perdonen las gentes creyentes, pero yo lo veo así. Entonces al leer el libro caemos en un realismo ortodoxo, en una denuncia social que nos viste a nosotros también de harapos y nos coloca barbas y melenas desarregladas, desaseo, y observamos de cerca de niños muy serios con gorritos para el frío y botas de caña alta para chapotear en el barro.


Por su afición a la caza. Aquí es donde reside el vínculo con los tiros y las escopetas descritas, con los perros rastreadores, los grandes osos, las fieras del bosque y una colección de aves que siempre van a estar en el olfato del guía y en la mira del cazador.


Ya la impaciencia os devora. De pronto, hay algo que sólo podrá comprender un cazador: interrumpe el silencio un ruido particular, dos alas que se agitan ásperamente y el valdchnep, inclinando con gracia su largo cuello, sale, se destaca sobre el follaje oscuro de un abedul y endereza justo hacia el cañón de vuestra escopeta. Esto es lo que se llama cazar en tiaga.


Su escopeta es de un tiro y da tan fuerte culatada, que el pobre hombre tiene en la mejilla derecha una hinchazón. Ningún otro cazador, con tal arma, hubiese conseguido una sola pieza. Pero Jermolai muy rara vez ha errado un tiro.


Vapores espesos se levantaban del río. Oíase, distante, el grito rápido de la polla de agua, y hacia las ruedas del molino un ruidillo alternado, isócrono, producido por el goteo de la esclusa. Hicimos fuego de vivac, y mientras Jermolai cocía algunas patatas, yo me dormí. Me despertó bien pronto el rumor de una conversación cerca de mí. Levanté la cabeza: junto al fuego la molinera charlaba con mi cazador.


Para comprender la importancia del primer libro de Turguéniev, Memorias de un cazador, habría que situarlo como uno de los primeros aportes que condujeron a colmar esta nueva necesidad de contar con la cultura campesina y de conocerla. El libro, por vez primera en la literatura rusa, presenta al campesino como un ser humano capaz de pensar, hábil para el trabajo práctico y preocupado por ideales elevados; en definitiva, lo determina como un ser con profundas preocupaciones prácticas, morales y religiosas.


Memorias de un cazador ejerció gran influencia desde el momento de su aparición en los años cincuenta; contribuyó a modificar inicialmente, algunas actitudes sociales negativas de las minorías cultas sobre la realidad campesina y ayudó a decantar cuales eran los aspectos positivos de su humanidad.


Memorias de un cazador es su primera gran obra literaria, fue pública por la revista El Contemporáneo. Se trata de una serie de cuentos concatenados cuyo común denominador son los sucesos de la vida rural acontecidos antes de que Alejandro II aboliera la servidumbre en 1861. Según Dostoievsky, se trata de la obra de un hombre acomodado, poco comprometido con la situación social de su país, para el que sólo existe la vida bucólica del campo de Rusia.


Durante sus últimos años de vida fijó su residencia en París, donde entró en contacto con otros escritores como George Sand, Gustave Flaubert, Émile Zola y Henry James. En ese periodo visitó Inglaterra e incluso llegó a recibir un título honorífico de la Universidad de Oxford. Entre su producción se cuentan numerosas obras de teatro, relatos, novelas y apuntes no narrativos. Publicó gran cantidad de poemas y apuntes en prosa anteriores a la aparición de su primer libro, Diario de un cazador (1852), una serie de relatos sobre la Rusia rural.


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Publicados primero en entregas sueltas en la revista El Contemporáneo, los Apuntes de un cazador (1852) marcan el inicio de la obra de Iván Serguéievich Turguéniev. A pesar de ello, el efecto que tuvo este libro sobre el público de la época fue inmenso: por un lado, dio a conocer el paisaje y la vida rural rusa, por otro, la grave situación de los siervos de la gleba, que gracias a él mejoraron sus condiciones de vida. Pero el conjunto de estos relatos va más allá de sus rasgos sociales, para alcanzar una perfección estilística incomparable que, lejos de cualquier idealización o sentimentalismo, tan característicos en la literatura de su época, se concentran en una aguda observación de la vida que, sin perder un ápice de su frescura, deja traslucir en sus claroscuros la profunda belleza que emana de una sobrecogedora naturaleza virgen.


Memorias de un cazador es su primera gran obra literaria, fue publica por la revista El Contemporáneo. Se trata de una serie de cuentos concatenados cuyo común denominador son los sucesos de la vida rural acontecidos antes de que Alejandro II aboliera la servidumbre en 1861. Según Dostoievsky, se trata de la obra de un hombre acomodado, poco comprometido con la situación social de su país, para el que sólo existe la vida bucólica del campo de Rusia.


Aunque en la actualidad sea mucho menos popular que sus contemporáneos Dostoievski y Tolstói, Iván Turguéniev sigue siendo uno de los escritores rusos del siglo XIX de mayor prestigio, cimentado sobre todo en los relatos que componen Memorias de un cazador (1852), en la novela corta Primer amor (1860) y en su gran novela Padres e hijos (1862). Menos citada que estas tres obras, Humo (1867) me parece otra de sus mejores novelas.


(Oriol, Imperio Ruso, 1818 - Bougival, Francia, 1883). Escribió relatos breves, publicó una colección de cuentos llamada "Memorias de un cazador" (1852), y entre sus novelas más conocidas está "Padres e hijos" (1862)


Una tarde salimos, Jermolai y yo, para cazar en "tiaga". Ignorael lector, probablemente, la significacin de este trmino, que levoy a explicar en pocas palabras. Un cuarto de hora antes deponerse el sol, durante la primavera, se penetra en el bosque, sinel perro, el fusil a la espalda. Despus de andar algn tiempo, elcazador se detiene junto a un claro, observa lo que alrededorocurre y carga el arma. Rpidamente el sol declina; pero mientrasdura su retiro triunfal, deja una claridad tal al bosque, lospjaros trinan con ganas y la atmsfera translcida hace brillar lalozana hierba con nuevos reflejos de esmeralda. Hay que aguardar...El da concluye. Grandes resplandores rojizos, que poco antesiluminaban el horizonte, vienen blandamente a tocar ahora lostroncos de los rboles; luego suben, abarcan con sus fuegos elramaje, los brotes vivaces, y al fin slo alcanzan la extremidad delas copas y envuelven con vago velo de prpura las ltimas hojas.Pero en seguida todo cambia, toma el cielo un color celeste plido ymatices de azul reemplazan lo rojizo en el poniente. Se impregnacon el perfume de los bosques el aire ms fresco, y algn aromatibio, acariciador, sale de entre las ramas. Despus de un ltimocanto, los pjaros se duermen, pero no todos a la vez, sino porespecies: primero los pisones, despus las currucas, luego otros yotros. En el bosque aumenta la oscuridad. Ya la forma de los rbolesos parece indistinta y confusa. Y en la bveda azulada se venapuntar sutiles chispitas; tmidamente se muestran as las estrellas.4


Ahora, casi todos los pjaros estn dormidos. Los petirrojos y laspicacitas silban an, pero bien pronto enmudecen. Se ha odo el gritomelanclico de la oropndola. A cierta distancia, el ruiseor lanza suprimera nota. Ya la impaciencia os devora. De pronto, hay algo queslo podr comprender un cazador: interrumpe el silencio un ruidoparticular, dos alas que se agitan speramente y el valdchnep",inclinando con gracia su largo cuello, sale, se destaca sobre elfollaje oscuro de un abedul y endereza justo hacia el can devuestra escopeta. Esto es lo que se llama cazar en "tiaga". Me habapuesto en camino, pues, acompaado de Jermolai. Pero debopresentaros tambin a este personaje. Grande y flaco, Jermolai es unhombre muy fuerte y slo tiene cuarenta y cinco aos. Su frente chicase anda muy bien con su nariz escasa; los ojos agrisados y en laboca un gestito de burla, no anuncian bondad. En cualquier estacindel ao lleva un caftn de nankn amarillento, cortado a la alemana,ceido al talle con una especie de cinturn llamado "kuchak". Casisiempre anda con una gorra de terciopelo, regalo que le hizo unpropietario en algn momento de buen humor. De su cintura cuelgandos bolsas: una delante, dividida en dos partes, para el plomo y laplvora; la otra atrs, para la caza. En cuanto a los tacos, Jermolailos lleva en el profundo doblez de su gorra. Con el dinero que ganavendiendo la caza, hubiera podido comprarse una caja para la plvoray un morral. Pero semejantes ideas de lujo no le pasaron nunca porla cabeza, y su destreza, al cargar la escopeta, siempre es motivode admiracin para los espectadores. Su escopeta es de un tiro y datan fuerte culatada, que el pobre hombre tiene en la mejilladerecha una hinchazn. Ningn otro cazador, con tal arma, hubieseconseguido una sola pieza. Pero Jermolai muy rara vez ha errado untiro. 5 2ff7e9595c


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